Desde paseos a caballo en las Pampas y avistamiento de ballenas en la Patagonia hasta sensuales tangos en Buenos Aires y caminatas por los Andes, Argentina ofrece una increíble variedad de actividades y aventuras para aquellos que están listos para explorar esta animada nación sudamericana.

Ya sea que sea un adicto al aire libre o un amante de la ciudad, este maravilloso país lo tiene cubierto. Puedes rodar como un gaucho (vaquero a caballo) en praderas susurrantes, caminar sobre los hombros de imponentes picos montañosos, parlamentar con pingüinos, contemplar una sinfonía en el agua mientras las Cataratas del Iguazú truenan en el valle, o sentir el rugido de la multitud golpeandote. como un tren de carga en un partido de fútbol en Buenos Aires.

Con tantas opciones en un país tan vasto, puede ser difícil saber por dónde empezar, y ya sea que seas un visitante nuevo o recurrente, siempre hay más que ver. Para comenzar, aquí está nuestra guía de algunas de las mejores cosas para hacer en Argentina.

1) Ver un partido de fútbol en Buenos Aires

Pocas experiencias ofrecen una visión más profunda de la psique argentina que asistir a un partido de fútbol.

En estos eventos, los estadios de Buenos Aires como La Bombonera de Boca Juniors y El Monumental de River Plate se convierten en lugares de estridente cacofonía mientras decenas de miles de seguidores cantan, corean, gritan, gimen y celebran al unísono. A veces, un partido parece menos un deporte y más una religión.

Las entradas son relativamente fáciles de conseguir en la capital, donde tienen su sede la mayoría de los equipos, y los asientos son más baratos que para eventos deportivos equivalentes en América del Norte o Europa. Si logras alejarte de la acción en las gradas, es posible que veas a la próxima superestrella argentina en ascenso haciendo su debut en la cancha.

2) Vive el espectáculo de las Cataratas del Iguazú

Este poderoso sistema de cascadas, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO compartido entre Argentina y Brasil, es una de las principales atracciones turísticas para los visitantes de ambos países, y con razón.

A pesar de las multitudes, es imposible no quedar impresionado por la magnitud y el poder del Río Iguazú mientras se divide en innumerables cascadas que caen sobre una meseta bordeada por parches de selva verde esmeralda repletas de vida.

Una serie de senderos, paseos marítimos, miradores y paseos en barco te permitirán acercarte notablemente a la acción. Espere mojarse en algún momento, una parte esencial de la diversión.

3) Cabalga como un gaucho por las Pampas

En el siglo XIX y principios del XX, la ganadería transformó la economía y el paisaje de Argentina. El corazón de la industria sigue siendo la Pampa, una vasta y plana zona de pastizales que cubre gran parte del centro del país. Hoy en día, muchas estancias (ranchos) en funcionamiento en la región abren sus puertas a los visitantes.

Puedes quedarte en hermosas (a veces lujosas) casas de campo, disfrutar de la abundante comida argentina y probar suerte en todo, desde ordeñar hasta polo.

Lo más destacado de cualquier viaje aquí es la oportunidad de montar a caballo con los gauchos (vaqueros), que ocupan un lugar romántico y semimitificado en la historia y la identidad nacional de Argentina.

4) Observa cómo se desprenden los icebergs de los glaciares de la Patagonia

Cerca de la frontera con Chile, en el suroeste de la Patagonia, el impresionante Parque Nacional Los Glaciares protege una enorme franja del campo de hielo más grande del continente, el Campo de Hielo Patagónico Sur. Como era de esperar, este es uno de los mejores lugares del mundo para acercarse a un glaciar.

Un paraíso para excursionistas y escaladores, el parque tiene como punto destacado el inmenso Glaciar Perito Moreno, una pared de hielo de 30 kilómetros (18,6 millas) que se adentra en el Lago Argentino, salpicado de icebergs.

Periódicamente, grandes trozos del glaciar se desprenden del borde con un rugido y se sumergen en las aguas de abajo, creando una nueva serie de témpanos.

Consejo de planificación: puede observar el desprendimiento de icebergs desde una serie de puntos de vista unidos por pasarelas de acero. La mejor temporada para visitar es de noviembre a marzo; Las tardes suelen traer crujidos audibles que resuenan en todo el glaciar.

5) Ir a avistar ballenas en Península Valdés

La Reserva Faunística Península Valdés en el noreste de la Patagonia está repleta de vida. Las aguas costeras son un importante caldo de cultivo para las ballenas francas australes, que migran aquí por miles cada año. Estos elegantes cetáceos, que tienen una vida útil de hasta 100 años, pueden verse de cerca en safaris de avistamiento de ballenas e incluso desde la costa.

En tierra firme, colonias de pesados elefantes marinos y juguetones leones marinos pueblan las playas de Península Valdés, a veces amenazadas por sigilosas orcas que nadan notablemente cerca de la costa en busca de presas. Acercarse, pero no demasiado, es parte de la emoción de visitar esta escarpada península.